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LA DIETA PALEOLÍTICA
Dr. Jesús Manuel Esparza Moguel Maestro en Nutrición Clínica
“La dieta paleolítica” es una de los patrones alimentarios más fascinantes y seductores con los que cuenta actualmente la nutriología. En los años recientes, esta forma de alimentación ha ido generando cada vez mayor interés; los seguidores de su filosofía somos cada vez más numerosos. La dieta paleolítica se ha convertido en uno de los métodos de reducción de peso más buscado en “Google”, a nivel mundial. Los fundamentos de la dieta paleolítica derivan de la “medicina evolucionaria”, y más específicamente, de la “hipótesis de la discordancia”, la cual establece que muchas de las enfermedades crónicas y degenerativas han aumentado alarmantemente por la discrepancia entre los genes humanos desarrollados durante la edad de piedra, y los estilos de vida adoptados recientemente.
Los principios de la dieta paleolítica están basados en los patrones alimentarios de nuestros antepasados, que vivieron hace milenios |
La dieta paleolítica consiste entonces, en consumir alimentos que eran los únicos que estaban al alcance de los seres humanos, antes del advenimiento de la agricultura y de la ganadería. Los principales componentes de esta dieta son carnes magras, pescados, mariscos, verduras, frutas, tubérculos, huevos, semillas y nueces.
La dieta excluye enérgica y específicamente a los granos y a los cereales, a las harinas producidas a partir de éstos, a las legumbres, a la leche y todos sus derivados, a la sal, a los azúcares procesados, a los aceites refinados, alimentos todos que simplemente no existían en los tiempos previos al advenimiento de la agricultura y la ganadería. Diversos estudios clínicos recientes han demosrado que alimentarse de acuerdo a la dieta paleolítica, previene el desarrollo de la obesidad, del síndrome metabólico, de las enfermedades cardiovasculares, y de muchos otros padecimientos más, llamadas “las enfermedades de la civilización”.
El periodo paleolítico terminó hace unos 10,000 años, coincidiendo con la aparición del comportamiento humano moderno. Fue en esta época cuando Homo sapiens aprendió a cultivar diversos vegetales y a domesticar animales para su consumo, dando lugar a la aparición de “La Revolución Agricultural”, durante la cual las poblaciones humanas pasaron de ser nómadas a llevar un estilo de vida sedentario, y de tener una alimentación que se basaba en la cacería, la pesca y la recolección de alimentos, los seres humanos crearon una economía que empezó a producir alimentos con la implementación de la agricultura y de la ganadería.Las innovaciones tecnológicas que trajo consigo esta profunda revolución permitieron sostener a una población humana cada vez más numerosa; desafortunadamente, los nuevos patrones alimentarios también trajeron consigo consecuencias negativas para la salud humana.
Vistas las épocas de la evolución humana en su conjunto, tenemos que el periodo paleolítico abarca aproximadamente el 99 % de la prehistoria de la humanidad. Una de los características fundamentales de la filosofía de la dieta paleolítica, consiste en el reconocimiento del concepto de que los 10,000 años transcurridos desde el inicio de la Revolución Agricultural hasta la actualidad, representan menos del 1 % del tiempo evolutivo total del género Homo. Este breve lapso no ha sido suficiente para que los genes humanos hayan logrado adaptarse a la dieta no natural que se emplea en la actualidad.
De hecho, los genes humanos de la actualidad continúan siendo 99.99 % idénticos a aquellos que tenían nuestros ancestros paleolíticos. Por esta razón, los alimentos que se consumían durante el periodo paleolítico continúan siendo los que de mejor manera pueden ser digeridos, absorbidos y metabolizados por el hombre moderno. Los hombres, mujeres y niños de la era paleolítica, por elemental necesidad de supervivencia, eran físicamente muy activos, y dedicaban muchas horas al día para cazar, pescar y recolectar alimentos.
Nuestros ancestros evolucionaron, durante millones de años, en un ambiente nutricional que era abundante en ácidos grasos omega-3; muchos procesos bioquímicos requieren de adecuadas cantidades de éstos. Durante la evolución del ser humano, los ácidos grasos omega-3, particularmente el ácido docosahexaenóico (DHA), tuvieron un importante papel durante el proceso de crecimiento cerebral, llamado encefalización. Los alimentos de la actualidad proporcionan una cantidad cuatro veces menor de ácidos grasos omega-3, y dos veces menor contenido de grasas mono-insaturadas, en comparación con la nutrición prehistórica. Las investigaciones de la nutrición paleolítica proporcionan una proporción de macronutrientes que se muestran en la siguiente tabla, que compara la dieta de nuestros ancestros con la “dieta occidental” de la actualidad:
% de Calorías
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Dieta Paleolítica |
Dieta Occidental |
Carbohidratos |
30 |
60 |
Proteínas |
30 |
15 |
Lípidos |
40 |
25 |
La dieta paleolítica tenía las siguientes características:
- El aporte calórico (alrededor del 65 %) provenía de las partes comestibles de los animales obtenidos mediante la caza o la pesca, a partir de sus proteínas y sus grasas.
- Una parte significativa de la dieta de nuestros ancestros era de origen vegetal, y consistía en plantas, flores, hojas y tubérculos, de donde los hombres de la prehistoria obtenían carbohidratos de bajo índice glucémico, además de vitaminas, minerales y antioxidantes.
- El consumo de frutas era de escaso a moderado (dependiendode la época del año), evitando así un consumo excesivo de carbohidratos.
- El consumo de nueces y semillas era moderado.
- Los cereales y la leche no constituían una parte significativa de la dieta paleolítica.
- El consumo de sodio, en forma de sal, era consumida raramente, y en cantidades mínimas.
¿Cómo se producen los beneficios de la Dieta Paleolítica?
El relativamente reciente advenimiento de la agricultura ha introducido profundos cambios en la manera en que comemos en la actualidad; sin embargo, nuestros genes no han tenido el tiempo suficiente para adaptarse a estas modificaciones.
Nuestros cuerpos están aún diseñados para recibir, digerir y funcionar con un patrón alimentario como el que consumían nuestros ancestros cazadores recolectores, esto es, con más proteínas de alto valor biológico, mayor proporción de lípidos saludables, y menor cantidad de carbohidratos de elevado índice glucémico, en comparación con la “dieta occidental actual”. Cuando los antropólogos comparan a grupos “primitivos” de humanos cazadores recolectores con sus parientes “modernos”, que llevan una alimentación basada en cereales, harinas, leche y sus derivados, carne de mamíferos, aves y peces de granja, aceites vegetales con elevadas cantidades de ácidos grasos omega-6 (que poseen propiedades inflamatorias), productos con elevadas cantidades de azúcar, de grasas trans, y de conservadores artificiales, y en general, alimentos altamente procesados, la estrecha asociación entre una dieta no natural y el desarrollo de diversas enfermedades crónicas, resulta muy clara.
Padecimientos tales como obesidad, síndrome metabólico, diabetes, aterosclerosis, hipertensión arterial, cáncer, artritis, depresión, ansiedad, demencia, enfermedad de Parkinson, enfermedad de Alzheimer, y otras de las llamadas “enfermedades de la civilización”, son poco frecuentes entre los pueblos de cazadores recolectores. Al modificar nuestra alimentación de forma que se aproxime y sea más parecida a los patrones dietéticos de nuestros ancestros paleolíticos, que solamente comían alimentos naturales, nuestro cuerpo se vuelve más saludable y está en menor riesgo de sufrir alguno de los muchas padecimientos que aquejan a las sociedades modernas.
En comparación con las “dietas saludables” tradicionalmente recomendadas (que son relativamente altas en carbohidratos, al tiempo que son bajas en proteínas y en grasas), diversos estudios clínicos recientes han demostrado que los patrones nutricionales con moderado/bajo contenido de carbohidratos y moderada/alta cantidad de proteínas y lípidos, proporcionan cambios más favorables en la composición corporal, en la dislipidemia y en la respuesta insulínica postprandial.
Para prevenir el desarrollo de las “enfermedades de la civilización”, la dieta paleolítica resulta ser una alternativa nutricional del más elemental sentido común y puede ser el mejor antídoto contra los problemas de salud originados por la “dieta occidental”. La dieta paleolítica entonces, es eficaz para gozar de una salud óptima, para lograr obtener el balance adecuado de proteínas, lípidos y carbohidratos de los alimentos, y para recuperar la calidad de los nutrientes, que se ha perdido durante el procesamiento industrial de los productos obtenidos a partir de la agricultura y de la ganadería de los tiempos modernos.
Al esforzarse por imitar el consumo nutricional de nuestros ancestros cazadores recolectores, la dieta paleolítica nos permite tener un camino claro hacia la obtención de una salud integral. |
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